La izquierda poblana debe vincularse con:

domingo, 23 de septiembre de 2007

Discurso de Martí Batres, leído durante la asamblea constitutiva de Izquierda Social, como expresión del PRD, el sábado 30 de septiembre de 2006.


¿De dónde venimos?

Cientos de dirigentes políticos nos reunimos en este espacio para fortalecer al PRD como proyecto de izquierda.

Nuestra lucha viene de lejos. Mucho antes de 1988. Nos han formado ideológicamente la militancia en los partidos de izquierda previos al PRD, los grandes movimientos de masas y las organizaciones de la sociedad civil. Aprendimos en la lucha contra el poder, antes que en el ejercicio del poder. Crecimos construyendo la organización de las clases populares, de los más pobres y de las clases medias pauperizadas por las políticas neoliberales.

Venimos del sindicalismo democrático e independiente, de las luchas magisteriales, del movimiento estudiantil, de las luchas campesinas, del movimiento urbano popular, de la organización vecinal, de los frentes cívicos, de las llamadas redes ciudadanas, del comercio popular, de los pequeños y medianos empresarios deudores contra la banca, de los organismos no gubernamentales.

También son parte de nuestra historia las luchas del Partido Comunista Mexicano, del Partido Revolucionario de los Trabajadores y del Partido Mexicano de los Trabajadores por abrirle paso a la izquierda en el escenario electoral y parlamentario.

Toda esa formación nos permitió tener principios y gracias a esos principios seguimos en la lucha.

Nuestro programa está en la historia de México

Aprendemos del pensamiento universal y de la experiencia del mundo, pero sobre todo nos guiamos por la historia de México. Ahí está nuestro programa.

La comunidad agraria viene del mundo prehispánico. La idea de la igualdad social está en los Sentimientos de la Nación de José María Morelos. Los principios de Estado laico, separación Estado-iglesia, división de poderes, federalismo, austeridad republicana; las libertades de manifestación, reunión, expresión, asociación, culto; la instrucción pública y la política exterior de no intervención son aportaciones de Benito Juárez y los liberales puros del siglo XIX. El derecho a la tierra, el ejido, la autonomía de los pueblos, se derivan de la lucha de Emiliano Zapata. El sufragio efectivo y la no reelección son aportaciones de Francisco I. Madero. La empresa pública, la administración obrera, la organización de obreros y campesinos, el reparto agrario, el control de los energéticos, el asilo a los perseguidos políticos, las normales rurales, la educación superior pública y gratuita, las reformas sociales, es la obra del General Lázaro Cárdenas del Río.

A ello se añade la lucha de ferrocarrileros, y maestros en los años 50’s, por la democracia sindical, la de los electricistas por la nacionalización eléctrica, la de los estudiantes de 1968 por la libertad y el diálogo; las batallas de Rubén Jaramillo, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez Rojas, en defensa de los campesinos más pobres del país; la reconstrucción de la ciudad de México después de los temblores de 1985; la lucha del CEU en defensa de la gratuidad de la educación en la UNAM; las batallas contra la represión encabezadas por Doña Rosario Ibarra de Piedra; el gran movimiento popular contra el fraude electoral en 1988; la reivindicación de la cultura y la autonomía de los pueblos indígenas por el EZLN.

Esa historia es nuestro programa, es nuestro proyecto de país.

Nuestro principio básico: la igualdad social

El principio fundamental que ha guiado nuestra lucha es la igualdad social. Está en el origen de nuestra participación política, y se expresa también como distribución del ingreso, reparto de la riqueza, inclusión de todos en la renta nacional, acceso general al fruto del trabajo, justicia social, bienestar social o equidad.

Una organización política o corriente de pensamiento que no ponga en el centro de su programa el problema de la monstruosa desigualdad de México no es verdaderamente de izquierda. El principio de la igualdad es la piedra de toque de cualquier proyecto de izquierda. La primera obligación de un partido de izquierda es representar a los pobres, a los excluidos, a los desamparados.

La igualdad social no es uniformidad. La sociedad es diversa, es plural. Cada individuo y cada colectivo se inserta en la misma de manera diferenciada, con su identidad y su cultura. Así como reclamamos el derecho a la igualdad social, defendemos el derecho a la diferencia, diferencia cultural, religiosa y personal. A la lucha por la igualdad entre el pobre y el rico, se suma en nuestros días la lucha por el equilibrio del medio ambiente, por el respeto a las distintas preferencias sexuales, por la libertad de creación cultural, la lucha de los pueblos indígenas por las autonomías étnicas. El feminismo, el ecologismo, la diversidad sexual, la creación cultural y la lucha autonómica de los pueblos indios constituyen nuevas expresiones de la lucha por la igualdad, y fortalecen el perfil de una izquierda moderna.

La democracia y las libertades

Junto al principio de la igualdad social, otro gran objetivo que nos mueve es el de la democracia. La democracia es parte del bienestar de una sociedad. La opresión política, el autoritarismo, violentan el bienestar de la gente y son el instrumento para mantener las grandes desigualdades.

En la democracia el pueblo manda a través del voto y ejerciendo las libertades políticas.

El respeto al voto es elemento clave de la democracia. Si se burla la voluntad popular, si el voto de la gente es defraudado entonces no es el pueblo el que gobierna.

El sufragio, la división de poderes, el federalismo, el municipio libre, el pluripartidismo, las libertades políticas. Todo ello es la democracia política. Pero también la revocación de mandato, el plebiscito, la participación ciudadana son parte de la democracia directa que defendemos. Así como el ejercicio de las libertades de manifestación, reunión, expresión, asociación, información.


La soberanía nacional

Para lograr la igualdad entre los individuos y grupos sociales al interior de una nación, es también necesaria la igualdad entre las naciones. La lucha por la soberanía nacional es la lucha por el espacio igualitario de nuestra nación en el mundo. Los neoliberales han difundido la tesis de que la soberanía es un anacronismo y de que todos los Estados intervienen en los asuntos de todos los Estados. Eso es falso. Mientras reclaman que los países subdesarrollados se abran económica, política y culturalmente, las grandes potencias se cierran y fortalecen sus fronteras de Estado-nación. Si no sabemos defender un presente soberano de nuestra economía y riquezas naturales, no podremos conquistar un futuro de bienestar social para todos los mexicanos.

La vía pacífica y la no violencia

Luchamos por una transformación profunda y radical de la sociedad. Pero nos planteamos esta lucha por la vía pacífica, por el camino de la no violencia.

Consideramos que la violencia traería mayores sufrimientos al pueblo de México.

El poder político debe alcanzarse o construirse pacíficamente.

Son los grandes movimientos sociales los que logran las transformaciones más profundas. Lucha pacífica no es lucha pasiva. Con la movilización de masas debemos cimbrar las viejas estructuras de poder, sacudirlas hasta lograr el cambio verdadero.

El liderazgo de Andrés Manuel López Obrador

El PRD es la construcción más importante que ha alcanzado la izquierda mexicana. En el se condensan casi todas las expresiones de la izquierda que luchan por la vía pacífica y electoral, desde las más radicales hasta las más moderadas. Todas caben en el partido y todas son necesarias. El PRD es la materialización política de la historia de la izquierda mexicana del siglo XX y XXI. Su compleja pluralidad ha permitido el surgimiento de fuertes liderazgos regionales y nacionales. Acaso el de mayor empuje y alcance es el de Andrés Manuel López Obrador.

Con López Obrador como presidente del partido, el PRD pasó del 17 por ciento al 26 por ciento de la votación nacional, llegó a tener la bancada parlamentaria más grande de su historia y más de 300 municipios y logró los primeros gobiernos estatales: Distrito Federal, Zacatecas, Tlaxcala y Baja California Sur.

Como Jefe de Gobierno AMLO revitalizó la política social y la colocó en el centro de su gestión, encontró recursos para su programa de gobierno a través de una política de austeridad, reimpulsó la obra pública, amplió la cobertura educativa superior, y así demostró que es posible una política económica y social distinta.

Como candidato a la presidencia de la República, logró la votación más alta que haya obtenido en el país una opción de izquierda, pasando de nuestro máximo histórico de 6 millones de votos a 15 millones de votos. Ganó 3 de 5 circunscripciones, 155 distritos electorales, 16 entidades federativas, y entre ellas el Distrito Federal, Estado de México, y Veracruz, que representan nada más esas 3 el 30 por ciento del padrón electoral. En fin, ganó la elección presidencial.

Apoyamos a AMLO no sólo por su liderazgo, sino sobre todo porque nos identificamos con el proyecto que: 1) ha colocado nuevamente la cuestión social como el aspecto principal del programa de izquierda;2) ha hecho del PRD una organización electoral eficiente y triunfadora; y 3) ha hecho del gobierno un espacio para concretar en la realidad el programa social de la izquierda.

Sabemos que Marcelo Ebrard continuará y profundizará el programa social que inició Andrés Manuel López Obrador y tendrá todo nuestro apoyo para ello.

El fraude electoral y la resistencia civil

Andrés Manuel López Obrador ganó la elección presidencial. Solo a él lo reconocemos como legítimo presidente de México. Pero nos quieren imponer a un usurpador.

Felipe Calderón no ganó la elección. Los resultados del IFE son producto del vulgar embarazo de urnas. El 43 por ciento de las casillas abiertas por el propio Tribunal tienen más votos en la urna que votantes en la lista nominal. ¿Cómo se explica eso? Nadie lo explica, simplemente hay más votos que electores y el Tribunal lo avaló cínicamente.

Que se oiga cerca y lejos. Que lo entiendan bien propios y extraños: frente al fraude no cabe negociación alguna.

La lucha contra el fraude tendrá que agotar todas las formas de lucha pacífica, incluyendo todas aquellas no ensayadas hasta ahora. Ya a estas alturas hemos hecho más que en 1988. Y todavía iremos más lejos.

Es decisión nuestra acompañar este proceso hasta impedir que se consume la imposición.

Contra el fraude electoral se ha levantado un impresionante movimiento de resistencia civil de millones de mexicanos.

Su primera etapa fue la de las grandes movilizaciones, después la resistencia civil simbólica, más tarde el campamento en Reforma, y después la Convención Nacional Democrática.

La Convención Nacional Democrática es un espacio libre de representación de la soberanía popular. De la Convención, realizada el pasado 16 de septiembre se han derivado tres esferas de actuación política:

1) El Frente Amplio Progresista, en el terreno institucional
2) La Comisión Nacional de Resistencia Pacífica
3) El gobierno legítimo paralelo, como institución alternativa

Y dos grandes definiciones:

1) El desconocimiento de Felipe Calderón
2) La declaratoria de presidente legítimo de AMLO

La lucha tendrá que darse en todos los terrenos. A nivel institucional, y en las calles. En los órganos parlamentarios y en el movimiento. A través del Frente Amplio Progresista y de la Resistencia Civil Pacífica. Arriba y abajo.

No hay resultado positivo posible en la esfera institucional si no está respaldado por una fuerte movilización en las calles.

En la esfera parlamentaria puede haber acuerdos diversos pero frente a las llamadas reformas estructurales el rechazo debe ser absoluto. No están a negociación el IVA en medicinas y alimentos, la privatización de los energéticos y la eliminación de derechos laborales. Son la cuarta generación de reformas neoliberales y significarían más pobreza y debilidad de México.

Compañeras y compañeros:

Vamos a constituir hoy una expresión del PRD. Será institucional con la dirigencia del partido. No nos interesa vernos el ombligo y gastar pólvora en la lucha interna. Nuestra vocación no está en las disputas de aparato sino afuera en el movimiento, en el territorio, en la sociedad. La verdadera vocación de poder es por el poder del pueblo y del Estado. Nuestro respeto para todas las expresiones del partido. Nuestros adversarios nos quieren meter al debate interno para distraernos, porque estamos ganando el debate nacional. No vamos a debatir con los de adentro. Vamos a debatir con los de afuera, con la derecha, con los adversarios.
Y sin embargo, sí queremos ver a un PRD con la gente, con sus necesidades, sus luchas, su sufrimiento, y no refugiado en las oficinas.

Que no nos burocraticemos, hoy más que nunca.

Estamos viviendo una etapa histórica para México. Por un lado, estamos viviendo la peor crisis política desde 1968. Vicente Fox está terminado su sexenio como una basura de la historia. Pero por otra parte estamos en el movimiento político más grande de la historia moderna de México. De su fuerza puede derivarse incluso un nuevo Constituyente que sustituya las instituciones envilecidas por otras nuevas. Esta es una revolución, pacífica, sí, pero revolución al fin y al cabo.

O detenemos el fraude hoy o nos vuelven a hacer lo mismo cuando quieran. O detenemos el fraude hoy o la vía pacífica de transformación estará en peligro. O detenemos el fraude hoy o el proyecto neoliberal irá por otros 25 años. O detenemos el fraude hoy o los dueños del dinero comprarán elecciones, gobiernos, parlamentos, tribunales, con la mano en la cintura.

Para seguir luchando proponemos enfatizar el siguiente plan de acción:

1. Multiplicar las acciones de resistencia civil pacífica en todos los estados de la República entre el 2 y el 12 de octubre.
2. Apoyar la convocatoria para la toma de posesión de AMLO como presidente legítimo el próximo 20 de noviembre en el zócalo de la ciudad de México.
3. Apoyar la campaña de Raúl Ojeda en Tabasco.
4. Apoyar la jornada de lucha del 1º de diciembre contra la usurpación.

Izquierda Social debe definirse


Izquierda social debe definirse. como Izquierda en México y latinoamérica y como izquierda social.